Es ahora cuando compruebo que nadie podrá robarme mis recuerdos... Sé que al contar mi historia una y otra vez, esta permanecerá viva... como el primer día... La vivo, la siento y la recuerdo completamente nítida...
Ya no hay amor, sólo el recuerdo de un gran aprendizaje, aprendí a dar sin esperar nada a cambio, a amar sin condición alguna, a entregarlo todo... Nunca un error, siempre una enseñanza...
Fueron dos de mis amores, grandes... con el corazón en la mano lo digo, sé que es hora de despedirme, pero aún no me siento en la capacidad de hacerlo... Es más, todavía me duele un poco, la ausencia, los recuerdos, las sonrisas, los besos, las caricias...
Sin embargo, mi corazón es de mi Chuchi en este momento... Ya acepté ser su esposa, tenemos serios planes de matrimonio, el plan es que apenas llegue a Colombia (Estoy en Seattle) la cosa se formalizará y nos casaremos y comeremos perdices, tal como lo soñé, el cuento de hadas que siempre he buscado...
Por ahora me despido, ya en este punto a los dedos les cuesta trabajo encontrar las teclas adecuadas... Mucho vino... Es necesario dormir... Escribiré pronto...
Pepa